Que las personas emitimos componentes químicos -al respirar o al transpirar, por ejemplo- era algo que se sabía. Que podemos transformar otras sustancias y, en el camino, “limpiar” nuestro entorno, no.
Eso es precisamente lo que ha descubierto un grupo de científicos del Instituto Mak Planck de Química (Alemania) junto a investigadores de Estados Unidos y Dinamarca: tenemos un “campo de oxidación” que cambia la química a nuestro alrededor.